UNIVERSAL VOLUNTAD SALVIFICA DIVINA
Religión torpe vs modelo (4)

Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad (Cf. 1 Timoteo 2, 4). Esto nos gusta en general, pero quizá no tanto cuando consideramos a los malvados.

La cita de San Pablo en su carta a Timoteo se refiere a la salvación de los seres humanos, hombres y mujeres por supuesto, pero sin decirlo de los ángeles. La Escritura habla de los ángeles casi exclusivamente en lo concerniente a nosotros los hombres y a nuestra salvación.

Sin embargo, hay un diálogo de Yavé (Dios) con Satán que, al menos implícitamente, nos da a entender que Dios también quiere que todos los ángeles se salven. Analicemos dicho diálogo.

Diálogo de Yavé con Satán

Este diálogo, especialmente importante, es el que tiene Yavé con Satán narrado en el libro de Job. Es un diálogo más largo que otros y que hay que meditar en profundidad.

"Vinieron un día los hijos de Dios a presentarse delante de Yavé, y vino también entre ellos Satán, a quien preguntó Yavé: «¿De dónde vienes?» Respondió Satán: «Vengo de dar una vuelta a la tierra y pasearme por ella». Y dijo Yavé a Satán: «¿Y has reparado en mi siervo Job, que no lo hay como él en la tierra, varón íntegro y justo, temeroso de Dios y apartado del mal?» Respondió Satán a Yavé: «¿Acaso teme Job a Dios en balde? ¿No le has rodeado de un vallado protector a él, a su casa y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos y ha crecido así su hacienda sobre la tierra. Pero anda, extiende tu mano y tócale en lo suyo, a ver si no te vuelve la espalda». Entonces dijo Yavé a Satán: «Mira, todo cuanto tiene lo dejo en tu mano, pero a él no le toques». Y salió Satán de la presencia de Yavé." (Job 1, 6-12).

Sin perder tiempo Satán ataca a Job en todas sus posesiones, sus empleados y sus hijos, haciéndolos morir. Job reaccionó diciendo:

"Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo tornaré allá. Yavé me lo dio, Yavé me lo ha quitado. ¡Sea bendito el nombre de Yavé!" (Job 1, 21).

Luego viene Satán a presentarse de nuevo ante Yavé.

"Vienieron otro día los hijos de Dios a presentarse ante Yavé, y vino también Satán entre ellos, presentándose ante Yavé, y dijo Yavé a Satán: «¿De dónde vienes?» Respondió Satán a Yavé: «Vengo de dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella». Y dijo Yavé a Satán: «¿Y has reparado en mi siervo Job, que no hay como él en la tierra, varón íntegro y justo, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún persevera en su perfección a pesar de que tú me incitaste contra él para que en vano le afligiese?» Respondióle Satán a Yavé: «¡Piel por piel! Cuanto el hombre tiene lo dará gustoso por su vida. Anda, pues; extiende tu mano y tócale en su hueso y en su carne, a ver si no te vuelve la espalda». Yavé dijo entonces a Satán: «Ahí le tienes; en tu mano le pongo, pero guarda su vida»." (Job 2, 1-6).

Ni tardo ni perezoso Satán hirió a Job con una ulceración maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. En esta ocasión Job reaccionó diciendo:

"¿No recibimos de Dios los bienes? ¿Por qué no vamos también a recibir los males? (Job 2, 10).

Nótese que Yavé le habla a Satán de manera normal, ni cariñosa ni molesta; en cambio Satán le habla a Yavé de manera un tanto altanera, aunque no grosera. Satán toma la iniciativa de presentarse ante Yavé, uniéndose a los hijos de Dios, y Yavé no le pregunta el motivo de su visita, que a todas luces parece inadecuada. Todo indica que a Yavé no le molesta la presencia de Satán, como tampoco les molestó a los hijos de Dios. Todo indica, por tanto, que en el Cielo es bien sabido que Yavé ama a todos.

Después de estas dos visitas, en el libro de Job ya no se habla de una tercera visita de Satán, ni de cómo quedaron las relaciones entre él y Yavé. El libro de Job termina con las bendiciones de Yavé en beneficio de Job y con la ayuda para que Job rehaga sus pertenencias y tenga nuevos hijos e hijas. Pero ya no se habla más de Satán. El libro temina dejando en silencio y en expectativa lo referente a Satán.

Indpendientemente de todo eso, lo que a nosotros nos interesa es saber por qué Yavé pone a su fidelśimo Job —sin que éste se entere— en manos de Satán, primero en su pertenencias y después en su persona, su hueso y su carne. 

Es importante notar que en las dos visitas Yavé le pregunta a Satán: "¿Y has reparado en mi siervo Job, que no lo hay como él en la tierra, varón íntegro y justo, temeroso de Dios y apartado del mal?". Satán no responde a esta pregunta en ninguna de sus dos visitas, sino que sugiere que Job se comporta bien por interés, y le pide a Yavé que lo ponga a prueba de manera tremenda. Yavé concede y lo pone en manos de Satán, ¿Por qué? Lo hace dos veces y en incremento; pero Job conserva su fidelidad. 

Yavé conoce la fidelidad de Job, y quiere provocar y hacer recapacitar a Satán con el buen ejemplo de Job. Por eso Yavé hace la mencionada pregunta desde la primera visita de Satan, y sin que viniera a cuento hacerla. Es obvio que Yavé quiere hacer recapacitar a Satán con el buen ejemplo que le dará Job. ¿Por qué o para qué? Pues para recuperar a Satán. ¡No hay otro motivo! Pero Satán está condenado en el Infierno, un infierno dantesco en el sentido de la doctrina jerárquica vigente en la Iglesia. 

Recordemos que aquí llamamos infierno dantesco a aquel del que es absolutamente imposible toda salida; es en el que, en su puerta de ingreso —Divina Comedia— Dante pone el siguiente letrero: "El que entre aquí abandone toda esperanza". No hay un Infierno más fuerte que éste, que además es el que ha enseñado la jerarquía de la Iglesia. Por eso Dante escribió lo que escribió.

Si Satán estuviera condenado en un infierno dantesco, sin tener posible salida, la recuperación de Satán de parte de Yavé sería imposible, y tal intención de Yavé sería simplemente tonta, tanto más perjudicando a su fidelísimo Job. Hay pues que decidir entre dos posibilidades: o Yavé obra tontamente o el Infierno real no es dantesco, sino que tiene posible salida.

Pero como Yavé no es tonto, el Infierno real tiene posible salida, que Yavé puede provocar con todo su poder. Y tanto mejor si Satán reconsidera viendo el buen ejemplo de Job y las implícitas intenciones favorables de Yavé. Consideremos que Tomás de Aquino dice que Dios puede sacar del Infierno a los condenados (en una cuestión discutida sobre el mal).

¿Cuál es la problemática de todo esto?

La problemática es tremenda y a la vez formidable: tremenda porque la doctrina de la jerarquía considera un infierno sin posible salida (dantesco), lo cual es erróneo; y formidable porque el Infierno real tiene salida.

Todo lo enseñado por la jerarquía y todo lo dicho por Jesús en el Evangelio sobre la eternidad del Infierno es verdad, pero en el sentido de que nadie puede salir de ahí por sus propias fuerzas. Sin embargo, teniendo en cuenta la poderosa ayuda de Dios, Satán puede salir del Infierno. Y si Dios puede sacar del Infierno a Satán, con mayor razón puede sacar a todos los otros condenados, ya sean ángeles, ya sean seres humanos. Lo cual no fue aclarado por Jesús al hablar del Infierno eterno.

Y Jesús no lo aclaró a fin de que nosotros tengamos un sano temor de ofender a Dios y tengamos más y más motivos para corregirnos. Nada más pensemos lo que habría sucedido si Jesús lo hubiera aclarado. Jesús obró como un buen y prudente Pedagogo.

Ademaś todo es obvio: si Dios hubiera creado a Satán sabiendo que se condenaría en un Infierno dantesco —como obviamente lo sabría— Dios habría sido cruel; lo cual es imposible. Y ante todo esto, ¿cuál será la reacción de la jerarquía de la Iglesia? Por ahora no lo sabemos; quizá lo sepamos con el tiempo.

Como ya dije al principio de estos artículos Religión torpe vs modelo, repito: "todo lo que se diga sobre la religión católica en este sitio web es responsabilidad mía, y que se trata de reflexiones, a modo de sugerencias, que puedan ayudar teológicamente al magisterio de la Iglesia".

Hoy hay bastante libertad de expresión, y la parresia propia del camino de la moderna sinodalidad nos permite expresarnos con claridad, siempre que lo hagamos con respeto, y que se trate principalmente del respeto debido a las autoridades eclesiásticas.

Consecuencias de gran interés

Lo que hemos visto es que Dios quiere recuperar a Satán, quiere salvarlo; es una creatura suya, y es persona, alguien con capacidad de conocer y de amar, con libertad y con capacidad de odiar. Dios lo considera como un hijo suyo, un hijo maleducado y desamorado. Y claro, como un hijo que no es hijo en el Hijo. Dios considera de modo semejante a todas las otras personas que Él crea, sean humanos, ángeles o quizá extraterrestres. Dios tiene misericordia con todas sus creaturas personales.

Un libro del Papa Francisco se titula "El nombre de Dios es Misericordia". Se trata de un conjunto de entrevistas realizadas por el vaticanista Andrea Tornielli en 2016. El libro tiene un prologo (Al lector) escrito por Tornielli, y 9 capítulos. Y termina incluyendo la Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Misericordiae Vultus (Rostro de la Misericordia), con la que el Papa proclama el Año Jubilar o año de la misericordia del 8 de diciembre de 2015 (fiesta de la Inmaculada) al 20 de noviembre de 2016 (fiesta de Cristo Rey).

En el capítulo 1 del libro (pág. 26), el Papa Francisco dice: "La centralidad de la misericordia, que para mí representa el mensaje más importante de Jesús, puedo decir que ha crecido poco a poco en mi vida sacerdotal como consecuencia de mi experiencia de confesor, de las muchas historias positivas y hermosas que he conocido".

Luego el Papa dice: "Sí, creo que éste es el tiempo de la misericordia. ... Dije entonces, y estoy cada vez más convencido de ello, que esto es un kairós, que nuestra época es un kairós de misericordia, un tiempo oportuno".

A continuación el Papa Francisco hace un breve recorrido de la opinión de sus inmediatos predecesores:

De Juan XXIII: "la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia en lugar de empuñar las armas del rigor".

De Pablo VI: "Miseria mía —escribía el papa Montini—, misericordia de Dios. Que yo pueda al menos honrar a quien Tú eres, el Dios de infinita bondad, invocando, aceptando, celebrando tu dulcísima misericordia".

"San Juan Pablo II avanzó en este camino a través de la encíclica Dives in misericordia, en la que afirmó que la Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama la misericordia, el más maravilloso atributo del Creador y del Redentor, y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia. Además, ha instituido la fiesta de la «divina misericordia» y ha revalorizado la figura de santa Faustina Kowalska, y las palabras de Jesús sobre la misericordia".

De Benedicto XVI: "La misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico  —dijo—, es el propio nombre de Dios, el rostro con el que Él se reveló en la antigua Alianza y plenamente en Jesucristo, encarnación del amor creador y redentor. ... Todo lo que la Iglesia dice y hace manifiesta la misericordia que Dios siente por el hombre".

En seguida, ante la pregunta de qué es para el Papa Francisco la misericordia, el Papa responde lo siguiente:

"Etimológicamente, misericordia significa abrir el corazón al miserable. Y enseguida vamos al Señor: misericordia es la actitud divina que abraza, es la entrega de Dios que acoge, que se presta a perdonar. Jesús ha dicho que no vino para los justos, sino para los pecadores. No vino para los sanos, que no necesitan médico, sino para los enfermos. Por eso se puede decir que la misericordia es el carné de identidad de nuestro Dios. Dios de misericordia, Dios misericordioso. Para mí, éste es realmente el carné de identidad de nuestro Dios".

Cap. VI, página 74: "La misericordia es verdadera, es el primer atributo de Dios".

Dios es Misericordia

Casi al final del capítuo 7 de su libro (pág. 96), ante la pregunta ¿Por qué Dios no se cansa nunca de perdonarnos? el Papa Francisco responde: "Porque es Dios, porque Él es misericordia, y porque la misericordia es el primer atributo de Dios. Es el nombre de Dios".

Al decir "porque Él es misericordia", la palabra "Él" sustituye a la palabra "Dios". Por tanto el Papa afirma: "Dios es misericordia".

Habida cuenta de todo lo que aquí se ha dicho, podemos resumir que, por sí mismo y por lo que ha tomado de sus predecesores, el Papa Francisco sostiene todo lo siguiente:

1. La centralidad de la misericordia representa el mensaje más importante de Jesús.

2. Éste es el tiempo de la misericordia. Nuestra época es un kairós de misericordia, un tiempo oportuno.

3. La Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia en lugar de empuñar las armas del rigor.

4. Que yo pueda al menos honrar a quien Tú eres, el Dios de infinita bondad, invocando, aceptando, celebrando tu dulcísima misericordia.

5. La Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama la misericordia, el más maravilloso atributo del Creador y del Redentor, y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia.

6. La misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico, es el propio nombre de Dios, el rostro con el que Él se reveló en la antigua Alianza y plenamente en Jesucristo, encarnación del amor creador y redentor.

7. Etimológicamente, misericordia significa abrir el corazón al miserable. Misericordia es la actitud divina que abraza, es la entrega de Dios que acoge, que se presta a perdonar. 

8. La misericordia es el carné de identidad de nuestro Dios.

En conformidad con lo cual resulta que Dios es más misericordioso de lo que podemos imaginar. Dios es el Ser, como lo reveló a Moises: "Yo soy el que Soy" (Éxodo 3, 14). Pero Dios no es un ser cualquiera, sino la culminación del ser (el Ser), donde destaca el amor (el Amor). Por eso "Dios es Amor" (1 Juan 4, 8). Pero Dios no es un amor cualquiera, sino la culminación del amor (el Amor), donde destaca la misericordia (la Misericordia). Por eso "Dios es Misericordia", como dice al Papa Francisco.

"Universal voluntad salvífica divina" fue el título del presente artículo, referido al texto de San Pablo: "Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad" (Cf. 1 Timoteo 2,4).

La cita de San Pablo en su carta a Timoteo no nos dice que Dios quiere que también todos los ángeles se salven. Sin embargo, el diálogo de Yavé con Satán al menos implícitamente nos da a entender que Dios también quiere que todos los ángeles se salven, incluso los condenados; y no sólo los ángeles, sino también todos los seres humanos condenados; y también, si las hubiera, lo querría de todas sus otras creaturas personales (extraterrestres, etcétera).

Como Dios es Amor, no puede dejar de Amar infinitamente, a nadie, nunca. Y como Dios es Misericordia, no puede dejar de tener Misericordia infinita de nadie, nunca. Aunque claro, su Misericordia puede realizarse en tiempos futuros de sus creaturas.

Por tanto, el concepto de "universal voluntad salvífica divina" ya no se referirá (para nostros) sólo a los seres humanos de ahora en adelante, sino que se ampliará y se referirá a todas las creaturas que sean personas (aunque en el pasado hubieran estado condenadas).

Resumiendo:

"Universal voluntad salvífica divina" significará para nosotros, a partir de todo lo anterior, que Dios quiere que se salven todas sus creaturas personales.

Y también podemos aclarar:

La misericordia pide que se perdone la culpa. La justicia pide que se acumule y se pague la pena.

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